Hay una fábula que las abuelas indias contaban a sus nietos:
- Aquel día hubo un gran incendio enorme en la selva.
Todos los animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás. Los leones, las jirafas, los elefantes… todos miraban al colibrí asombrados, pensando qué demonios hacía yendo hacia el fuego una y otra vez.
Hasta que uno de los animales, el jaguar al fin, le preguntó: – «¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego».
El colibrí le contestó: – «En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio».
Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle «No va a servir para nada, ¿crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?».
Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió: -«Es posible que no, pero yo cumplo con mi parte.»
En ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia la selva. Y milagrosamente enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.
Las abuelas al terminar la historia decían a sus nietos: – “¿Quiéres atraer milagros a tu vida?
¡Haz tu parte!